viernes, 21 de noviembre de 2025

Un Pacto de Convivencia Pacífica para Venezuela

 

Víctor Álvarez R. / Director de Pedagogía Económica y Política

Forzar un cambio de régimen en Venezuela no garantiza una solución pacífica del conflicto ni mucho menos la gobernabilidad del país. Una salida violenta llevará al extremo la polarización y prolongará la confrontación. El poder sin contrapesos, concentrado en un solo polo, reproducirá el ciclo de persecuciones y encarcelamientos que es necesario superar para lograr la paz y la gobernabilidad.

En una Venezuela tan polarizada, el diálogo y la negociación encuentran una férrea resistencia por parte de los extremistas y radicales de ambos polos. La oposición que desde hace 25 años aspira gobernar a Venezuela y alienta a Trump para que ordene los bombardeos y les despeje el camino hacia el Palacio de Miraflores, no están dispuesta a esperar los inciertos resultados de otra complicada negociación.

Una salida violenta desembocará en más de lo mismo: la implantación de otro régimen autoritario que utilizará las instituciones del Estado para desatar una cacería de brujas contra todo lo que sea o parezca chavista. La Constitución de Venezuela permite al presidente de la República tomar la iniciativa para convocar una Asamblea Nacional Constituyente que -una vez elegida- tiene la facultad de disolver los demás poderes públicos, lo cual sería aprovechado por el nuevo régimen para borrar del ecosistema político a los 24 gobernadores, 285 alcaldes y 256 diputados chavistas. Los extremistas apuestan a una intervención militar externa que provoque un colapso del régimen y los instale en su lugar

Hasta ahora, la amenaza basada en la demostración de fuerza de guerra estadounidense no ha sido suficiente para quebrar al régimen de Maduro. Pero si Trump ataca, los bombardeos en territorio venezolano tampoco garantizan la implosión de un régimen que luce cohesionado. Si Maduro fuese capturado o neutralizado, el alto mando militar venezolano -que es acusado por EEUU de ser cómplice del CDS-, reemplazaría a Maduro con uno de sus miembros.

¿EEUU atacará Venezuela? ¿Operación psicológica o amenaza creíble?

 

Víctor Álvarez R. / Premio Nacional de Ciencias

En 2019, Donald Trump y Marco Rubio, defendieron una acción militar en Venezuela para lograr el llamado “cese de la usurpación, implantación de un gobierno de transición y convocatoria a elecciones libres” que para entonces promovía el interinato de Juan Guaidó. Trump y Rubio también apoyaron el fallido Golpe de Estado del 30 de abril de 2019 que fracasó en su intento de derrocar a Nicolás Maduro.

La agencia Reuters publicó una investigación[1] en la que dice haber consultado a más de 50 fuentes, incluyendo exfuncionarios y funcionarios actuales de EEUU, miembros de la oposición venezolana e informantes de agencias de seguridad estadounidenses que aportaron detalles sobre las gestiones del equipo asesor de MCM en Washington para convencer a la Administración Trump de que Nicolás Maduro es el líder de una organización criminal que invade a EEUU con enfermos mentales, delincuentes y narcoterroristas y, con base en esa narrativa, justificar ataques militares que sirvan para forzar un cambio de régimen en Venezuela.

El mencionado informe comienza diciendo que el 6 de enero de 2025, cuatro miembros del equipo de MCM se reunieron con Mike Waltz para explicarle lo que pasa en Venezuela y que, entre enero y abril, hubo al menos ocho reuniones con Waltz, Marco Rubio, Mauricio Claver-Carone y Christopher Landau. David Smolansky fue el vocero y expuso que un grupo armado de origen venezolano denominado Tren de Aragua (TDA) está dirigido por el propio Nicolás Maduro. Según las fuentes de Reuters, MCM intervino por videollamada para reafirmar que a Venezuela la gobierna una banda criminal.

Es un hecho público, notorio y comunicacional que estas gestiones influyeron en la narrativa y decisiones de Trump de declarar al TDA como organización terrorista que amenaza la seguridad nacional de EEUU.  Este relato le sirvió a Trump para invocar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 y comenzar a deportar a migrantes venezolanos sospechosos de ser miembros del TDA. Sin embargo, explica el Informe, en un caso presentado por la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) contra la política de deportación de Trump, un tribunal de apelaciones rechazó la idea de que se estuviera llevando a cabo una “invasión” a EEUU. Aun así, 238 migrantes venezolanos fueron enviados al Centro contra el Terrorismo (CECOT) en El Salvador.

¿Cuánto petróleo produce EEUU y cuántas reservas le quedan?

 

Víctor Álvarez R. / Premio Nacional de Ciencias

  ¿Lucha contra el narcoterrorismo o excusa para controlar las reservas de petróleo más grandes del mundo?

 Según la Administración de Información Energética (EIA), EEUU alcanzó un nuevo récord de producción que lo consolida como el mayor productor de petróleo del mundo. 

¿Cuánto petróleo produce EEUU y cuántas reservas le quedan?

EEUU es el principal productor de petróleo en el mundo con 13,6 MMBPD, pero a ese ritmo tiene reservas para apenas 10 años. A pesar del crecimiento de las energías renovables, los combustibles fósiles cubren más del 70% del consumo energético mundial. Más allá de 2050, los hidrocarburos seguirán siendo relevantes. Por eso, a EEUU -que le quedan tan pocas reservas- le urge controlar nuevos yacimientos de hidrocarburos que le garanticen un suministro estable y seguro mientras el petróleo tenga un peso importante en la matriz energética global.

El nuevo mapa energético mundial

En el Informe de McKinsey Perspectiva Energética 2025[1] se estima que el consumo total de energía del planeta se estabilizará hacia el final de esta década, impulsado por mejoras tecnológicas y una mayor eficiencia en los procesos industriales. Hasta el 2030, el crecimiento promedio anual de la demanda caerá del 1,6% al 0,3%, y hacia 2030 podría comenzar un descenso paulatino.

La demanda de electricidad se duplicará y pasará de representar el 20% de la energía final consumida en 2025, a más del 50% en el año 2050. La electrificación del transporte será uno de los motores principales: hacia 2040, siete de cada diez autos nuevos vendidos serán eléctricos, y la logística pesada (camiones, trenes, barcos) incorporará progresivamente sistemas híbridos o impulsados por hidrógeno. La IA y los centros de datos también presionarán el aumento de la demanda de electricidad: se prevé que el consumo eléctrico asociado al cómputo en la nube y a la inteligencia artificial crezca un 160% hacia 2030, lo que obliga a repensar la planificación energética global.

La digitalización, la automatización industrial y la eficiencia de los motores eléctricos reducirán el consumo de energía por unidad de PIB. Las energías renovables, especialmente la solar y la eólica, liderarán la expansión. La energía solar será la tecnología dominante, multiplicando por seis su capacidad instalada actual, mientras que la eólica duplicará la suya. Pero sin energía accesible y financiable, no hay transición energética global posible y en muchos países se mantendrá el uso de combustibles fósiles.

¿Cuál es la tendencia en el uso de combustibles fósiles?

A pesar del crecimiento de las energías renovables, los combustibles fósiles aún cubren el 78% del consumo mundial y mantendrán un peso importante en las próximas dos décadas. El petróleo seguirá siendo clave para el transporte pesado, la aviación y la petroquímica, con una demanda que comenzará a caer después de 2035.

El pico de demanda no significa el fin de la energía fósil, sino una redistribución estructural hacia fuentes más limpias y sistemas más eficientes. Los hidrocarburos en general seguirán siendo relevantes -incluso después de 2050-, con el gas natural como una energía puente en regiones dependientes del carbón como Asia y Europa del Este que buscan reducir emisiones sin perder competitividad.

El gas representará cerca del 22% de la matriz energética mundial mientras que ecarbón continuará su declive estructural. Se prevé que su participación en la generación eléctrica global caerá del 24% actual a menos del 8% en 2050.

¿Lucha contra el narcotráfico o excusa para controlar las reservas de petróleo más grandes del mundo?

La geopolítica del petróleo y el interés de Trump por Venezuela

 

Víctor Álvarez R. / Premio Nacional de Ciencias

La geopolítica del petróleo tiene que ver con la influencia de este recurso en la configuración del espacio energético mundial, las relaciones internacionales y el poder global. De allí la importancia de analizar y comprender las implicaciones que tiene su distribución desigual entre los países, la influencia y control que ejercen las grandes potencias consumidoras sobre los países productores, los sistemas y rutas del transporte por donde pasa el petróleo y la evolución del consumo por países, regiones y en el mercado global.

Esta complejidad configura alianzas estratégicas entre productores y consumidores de petróleo, pero también genera rivalidades y conflictos entre las potencias consumidoras que se disputan el suministro estable y seguro del recurso. El control de los yacimientos de petróleo y gas es la verdadera causa de los conflictos de las grandes potencias con los países petroleros, pero suele ser encubierta bajo una narrativa que presenta otras motivaciones relacionadas con la defensa de la democracia, los derechos humanos, la lucha contra el terrorismo o contra el narcotráfico. En torno a estas causas tan sensibles para la opinión pública mundial se construye un relato que justifica la injerencia, ataques letales o intervención militar para forzar un cambio de régimen en los países petroleros.

Cada vez que estalla una guerra reaparece la preocupación de que el precio del petróleo rompa la barrera de 100 $/b, con su impacto inflacionario y recesivo en la economía global. La guerra de Rusia contra Ucrania y la inestabilidad en el Medio Oriente crean un ambiente de incertidumbre que influye en el comportamiento de los precios del petróleo, los combustibles y la energía. La dependencia y vulnerabilidad de EEUU en relación con lo que pase en los países productores de petróleo lo ha obligado a diversificar las fuentes de energía y a explotar nuevos tipos de petróleo. Gracias al fracking, la producción de petróleo en EEUU alcanzó un récord histórico de 13,64 MMBPD, pero a este ritmo sus reservas alcanzarán apenas para una década.

La Administración Trump se propone elevar el nivel de la Reserva Estratégica de Petróleo a 700 MMB y para lograrlo necesita inyectar 300 MMB. Según el Departamento de Energía, las reservas subieron de 346 a 380 MMB cuando Chevron recibió una licencia para reactivar sus operaciones en Venezuela. Pero las alianzas del gobierno venezolano con rivales geopolíticos de EEUU preocupan a la Administración Trump y apuran su interés por recuperar el control de las reservas de petróleo más grandes del mundo. Esto explica las maniobras militares, los ataques letales y las operaciones encubiertas que Trump lleva a cabo para forzar un cambio de régimen en Venezuela y contar con un gobierno que le asegure a EEUU un suministro estable y seguro de petróleo y energía a largo plazo.

Claves para una solución negociada y pacífica del conflicto venezolano

 

Víctor Álvarez R. / Premio Nacional de Ciencias

Nicolás Maduro afirma que la narrativa que lo acusa de ser el líder de organizaciones narcoterroristas y la recompensa de $ 50 millones que EEUU ofrece por su captura son una excusa para forzar un cambio de régimen e implantar un gobierno sumiso en Venezuela que privatice a Pdvsa y le permita apoderarse de las reservas de petróleo más grandes del mundo.

Si el cambio de régimen que advierte Maduro llegara a concretarse, el nuevo Presidente de la República recibirá un país en el que el chavismo tiene el control de la Asamblea Nacional, con 256 de los 285 diputados; y también gobierna en 23 de las 24 gobernaciones y 285 de las 335 alcaldías, plataforma desde la cual organiza a miles de milicianos y colectivos armados dispuestos a defenderse ante cualquier persecución o cacería de brujas que un nuevo régimen lleve a cabo para barrer del mapa político todo lo que sea o le parezca chavista.

El chavismo no desaparecerá de la noche a la mañana y ofrecerá resistencia. En respuesta a las amenazas externas, Nicolás Maduro anunció que -en caso de un ataque militar-, la revolución irá a la resistencia armada y Diosdado Cabello confirmó el paso de una revolución pacífica a una revolución armada. Quiénes creen que basta con una operación quirúrgica o intervención externa para derrocar a Nicolás Maduro cometen un grave error de cálculo al subestimar el control territorial, militar, económico, político y social que tiene el chavismo. En esas condiciones, forzar un cambio de régimen por la vía violenta e insurreccional no garantiza una solución del conflicto venezolano ni mucho menos la gobernabilidad del país, tal como ha quedado demostrado en Irak, Libia, Siria y Afganistán: