Víctor Álvarez R.
/ Premio Nacional de Ciencias
En 2019, Donald Trump y Marco Rubio, defendieron una acción militar en
Venezuela para lograr el llamado “cese de la usurpación, implantación de un gobierno
de transición y convocatoria a elecciones libres” que para entonces promovía
el interinato de Juan Guaidó. Trump y Rubio también apoyaron el fallido Golpe
de Estado del 30 de abril de 2019 que fracasó en su intento de derrocar a
Nicolás Maduro.
La
agencia Reuters publicó una investigación[1] en la que dice
haber consultado
a más de 50 fuentes, incluyendo exfuncionarios y funcionarios actuales de EEUU,
miembros de la oposición venezolana e informantes de agencias de seguridad
estadounidenses que aportaron detalles sobre las gestiones del equipo asesor de
MCM en Washington para convencer a la Administración Trump de que Nicolás
Maduro es el líder de una organización criminal que invade a EEUU con enfermos
mentales, delincuentes y narcoterroristas y, con base en esa narrativa,
justificar ataques militares que sirvan para forzar un cambio de régimen en Venezuela.
El mencionado informe comienza diciendo que el 6 de enero de
2025, cuatro miembros del equipo de MCM se reunieron con Mike Waltz para
explicarle lo que pasa en Venezuela y que, entre enero y abril, hubo al menos
ocho reuniones con Waltz, Marco Rubio, Mauricio Claver-Carone y Christopher
Landau. David Smolansky fue el vocero y expuso que un grupo armado de origen
venezolano denominado Tren de Aragua (TDA) está dirigido por el propio Nicolás
Maduro. Según las fuentes de Reuters, MCM intervino por videollamada para reafirmar
que a Venezuela la gobierna una banda criminal.
Es un hecho público, notorio y comunicacional que estas gestiones influyeron en la narrativa y decisiones de Trump de declarar al TDA como organización terrorista que amenaza la seguridad nacional de EEUU. Este relato le sirvió a Trump para invocar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 y comenzar a deportar a migrantes venezolanos sospechosos de ser miembros del TDA. Sin embargo, explica el Informe, en un caso presentado por la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) contra la política de deportación de Trump, un tribunal de apelaciones rechazó la idea de que se estuviera llevando a cabo una “invasión” a EEUU. Aun así, 238 migrantes venezolanos fueron enviados al Centro contra el Terrorismo (CECOT) en El Salvador.
A MCM se le ha criticado por haber apoyado estas deportaciones al CECOT,
por no defender a los migrantes venezolanos de los ataques de Trump, ni
oponerse a la decisión de eliminar las protecciones migratorias a cientos de
miles de venezolanos que ahora son detenidos y deportados bajo sospecha de ser
miembros del TDA. Al vender esta historia a la Administración Trump, el equipo
asesor de MCM no midió las repercusiones negativas que esto tendría en la satanización
y persecución de los migrantes venezolanos en EEUU.
Reuters indica que en la investigación realizada no se encontraron
pruebas independientes para demostrar que Maduro dirige el TDA o de que lo
estuviera utilizando para invadir EEUU con enfermos mentales y delincuentes. Otro
informe desclasificado el pasado mes de abril por el Consejo Nacional de
Inteligencia de EEUU que examinó los vínculos del gobierno venezolano con el
TDA, concluyó que, si bien algunos funcionarios venezolanos “pueden cooperar
con el TDA para obtener beneficios económicos”, Maduro no dirige las
operaciones de esta banda criminal.
¿Operación psicológica o amenaza creíble?
Gracias a la narrativa construida en torno al TDA y al CDS como
organizaciones narcoterroristas que ponen en peligro la seguridad de EEUU,
Trump ha ejercido sobre Maduro una presión sin precedentes y ha escalado las
amenazas: duplicó la recompensa por Nicolás Maduro a 50 millones de dólares,
desplegó naves de guerra hacia la frontera marítima de Venezuela, ejecuta
ataques letales contra embarcaciones que salen de Venezuela, autorizó
operaciones encubiertas de la CIA y anuncia una nueva fase de ataques por
tierra contra el narcoterrorismo y sus líderes.
MCM ha expresado públicamente su convicción de que una amenaza creíble a
través de una creciente presión militar de EEUU es lo único que puede lograr la
salida de Nicolás Maduro. Tiene el apoyo de los congresistas republicanos de origen
cubano, María Elvira Salazar, Claver-Carone, Díaz-Balart y Carlos Giménez,
quienes han planteado la intervención militar contra el gobierno venezolano con
el argumento de que, si cae Venezuela, también cae Cuba. Estos congresistas
que promueven una intervención militar contra Venezuela son los mismos que en
2024 firmaron una carta nominando a MCM para el Premio Nobel de la Paz.
Donald Trump negó
tener planes de una ofensiva militar contra Venezuela, desmintiendo a The Miami Herald y The Wall Street Journal que
informaron sobre la inminencia de los ataques. En un post publicado en su red social X, Marco Rubio también negó estos planes
contra Venezuela y acusó al Miami Herald de difundir una historia falsa. ¿Acaso Trump y Rubio están buscando que el gobierno
de Maduro baje la guardia para atacar con un factor sorpresa? ¿O será
un cambio de rumbo de la Administración Trump ante las advertencias de la ONU de estar
violando el derecho internacional y llevar a cabo ejecuciones extrajudiciales?
Lo cierto es que EEUU sigue incrementado su presencia en el mar Caribe. Con
la llegada del USS Gerald Ford se amplía un despliegue militar sin precedentes
que ya ha hundido 15 embarcaciones y causado más de 60
muertes. Esta amenaza creíble llevó al gobierno venezolano a activar todas las
alarmas, a movilizar la FANB y activar las milicias armadas. Si los ataques
militares de EEUU finalmente se llevan a cabo, logran forzar una salida violenta
de Maduro y se desata una cacería de brujas contra los 23 gobernadores, 285 alcaldes,
256 diputados y demás dirigentes chavistas, estos cuentan con la protección de
colectivos y milicias que pasarán a la resistencia armada y así se corre el
riesgo de que el país quede atrapado en una larga espiral de violencia y
destrucción. Si lugar a dudas, se trata de una apuesta de alto riego, si el
régimen venezolano se mantiene unido, aguanta los ataques a objetivos internos
y Maduro logra permanecer en el poder, la decepción será demasiado grande y los
venezolanos que quieren un cambio quedarán nuevamente frustrados por otra
promesa incumplida de la dirigencia opositora que cuenta con el apoyo de EEUU.

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